Miro hacia atrás y recuerdo el primer momento en que los vi. Tumbada, mi cara girada hacia la izquierda. Mi pareja detrás de mí, cuidándome. En un instante las dos siluetas de una ecografía se convirtieron en realidad. Increíble momento. Ese es el que te hace serlo. Ser madre. Aquel día fue el 2 de julio de 2012.
Cuando eres madre, sólo con decir la palabra “m-a-d-r-e” te hace pensar automáticamente en tu propia madre. Cuando ya tienes hijos, decir “madre” te genera una sensación en el estómago que te hace hinchar los pulmones y respirar profundo. Ahora lo hago y pienso en mis pequeños bebés.
El día que nacieron Oihane y Hodei fue cuando el día de la madre tuvo otro sentido para mí. Te hace ver a tu propia madre de otra manera. Y también en pensar en las madres de tu madre y tu padre, tus abuelas. ¿Esta sensación que tengo por mis pequeños es la que ellas tuvieron con nosotros?
Ser madre es una carrera de larga distancia pero a velocidad de sprint. Todo pasa rápido. Todo se hace rápido. Los pocos momentos para parar y respirar son los que te hacen apreciar lo maravillosa que es la vida. 365 días, 24 h al día y sin descanso. Desde luego el trabajo peor pagado del mundo, pero el más recompensado.
El tiempo ha pasado muy rápido. Antes anhelaba que empezaran a hablar para que dijeran “mamá”. Ahora ya lo dicen y todavía no me lo creo. ¡Soy madre! Que gran palabra.
Tras los altibajos de los primeros meses tras dar a luz, vuelvo a sentirme la misma de antes, como si todavía fuera juvenil, como en el instituto o en la universidad. En cambio, tengo dos cositas pequeñas que dependen de nosotros, nos dan besos y abrazos. Y lloran. Y ríen. Aquí estoy: madre de mellizos de 22 meses y quiero aprovecharlo al máximo.
Ha sido mi propia experiencia la que ha hecho que estemos hoy aquí. Que puedas leer este texto. Que estés leyendo en esta web de Room Room Bebé. Mi bebés me dieron fuerzas y quise aprovechar mi profesión para ayudar a otras madres a crear los mejores espacios para sus bebés.
Muchas de vosotras, cuando habléis conmigo por primera vez, quizá todavía ni habréis sido madres. Llevaréis en vuestro vientre una idea abstracta de lo que pude ser. No sabréis todavía lo que se siente, pero ahí dentro algo os dice que queréis lo mejor para vuestro bebé.
Este año, el 4 de mayo es el día de la madre.
Realmente no espero ningún regalo (¡aunque me encantan en cualquier momento del año!). Pero para el día de la madre no lo necesito. Me vale un sincero:
“Gracias por ser su madre tal y cómo lo eres.”
Con el paso de los años, sólo esperaré que me digan:
“Mamá, ¡felicidades! Te quiero.”
Que recojan una piedra del parque y me la traigan de recuerdo porque se han acordado de mí en ese momento.
Escribir estas palabras en una web, quizá no es lo más tierno y personal, pero es como si lo gritara en alto. Que se entere todo el mundo. Que lo compartan, que lo comenten, que lo critiquen, que lo copien y lo peguen. Que mis palabras se hagan eternas.
Que recojan una piedra del parque y me la traigan de recuerdo porque se han acordado de mí en ese momento.
Escribir estas palabras en una web, quizá no es lo más tierno y personal, pero es como si lo gritara en alto. Que se entere todo el mundo. Que lo compartan, que lo comenten, que lo critiquen, que lo copien y lo peguen. Que mis palabras se hagan eternas.
¿Y tú que sientes cada día como madre?
Desde la humildad de esta tecleada hoja de papel.
A mi madre, a su madre, la madre de mi madre y a mi eterna Bruna, gracias a todas porque vuestro esfuerzo de cada día ha hecho que Oihane y Hodei estén aquí con nosotros. María.
Hace tiempo escribí un pequeño post dedicando una canción, La Rumba de las Madres. Que mejor día para recordarla. Disfrutadla.
Una curiosidad.
Mientras escribía y releía he querido saber el origen del día de la madre. Se celebra desde la antigua Grecia, en honor a Rea, madre de Zeus, Poseidón y Hades. Así que, vaya, vaya…
¿Así que Zeus, ese Dios barbudo y poderoso también había tenido MAMÁ?
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